El agua es el componente mayoritario del cuerpo humano, alrededor de un 80 u 85% de nuestro cuerpo está compuesto de agua, por lo que este líquido es vital y esencial para el correcto funcionamiento de las funciones biológicas que rigen nuestro ciclo vital.
Pero el agua además de mantenernos con vida, desempeña un papel fundamental en las dietas de adelgazamiento ya que nos ayuda a estar hidratados reponiendo los minerales perdidos durante las sesiones de ejercicios que suelen complementar a los regímenes para adelgazar, es saciante y limpia el cuerpo de toxinas.
El agua por sí sola no engorda ni adelgaza porque no tiene calorías ni nutrientes, aunque hay criterios que se pueden seguir para aprovechar mejor sus propiedades.
Tomar agua en ayunas es una provechosa manera de empezar el día, limpiar el cuerpo de toxinas durante la mañana nos ayudará a poner el organismo a punto para soportar una extensa jornada de trabajo y preparar el estómago para desayunar.
Tomar agua fuera de las comidas. Esto es muy importante, ya que si el agua es consumida durante las comidas,debilita los fluidos gástricos que nos ayudan a digerir los alimentos, haciendo la digestión más lenta y pesada, por lo que absorberemos menos nutrientes.
No comer inmediatamente después de haber bebido agua, el motivo ya se expone en el punto anterior, en el caso de seguir el punto uno, beber agua en ayunas, lo recomendable es esperar al menos 45 minutos para el desayuno, de esta forma evitaremos sobrecargar el organismo.
El agua puede ingerirse directamente u obtenerse a través de los alimentos que consumimos, las frutas suelen contener cantidades importantes de agua, por lo que nuestras necesidades diarias variarán en función de nuestra alimentación, estilo de vida y actividad física, por lo que deberemos tener esto en cuenta a la hora de mantener nuestro organismo en optimas condiciones de hidratación.
