La capacidad para hablar puede resultar dificultosa para algunas personas. El hecho de no poder hacerlo con fluidez cuando uno lo desea se llama tartamudear. Esto se puede dar ya que para expresarse con fluidez es necesario poner en marcha diversas funciones mentales.
Las funciones que debemos poner en marcha para poder hablar con normalidad cuando alguien nos hace una pregunta son tanto mentales como lingüísticas (pensar en lo que se quiere decir), de tipo motor (controlar los musculos que participan en el habla), emocionales (controlar el estress cuando tengo que hablar, por ejemplo) y por sobre todas las cosas, hay que prestar mucha atención, herramienta que supervisa todo el proceso, como bien indica Vahid Nejati y sus colaboradores de la Shahid Beheshti University en Irán.
Estos investigadores llevaron a cabo una investigación en la cual pretendían estudiar los efectos de un entrenamiento de atención en niños que tenían dificultades en el habla.
Se crearon dos grupos de niños, de un total de 30 participantes con tartamudeo, uno de ellos fué expremiental, y otro permaneció en espera, aunque a todos ellos se los evaluó con diferentes pruebas de funciones ejecutivas y de severidad del tartamudeo.
Los resultados a los que arribaron estos investigadores mostraron que el entrenamiento de atención llevado a cabo, como un método de rehabilitación de problemas de lenguaje, produjo mejoras muy importantes en las funciones ejecutivas y redujo la severidad del tartamudeo en los niños.
